La santa inquisición dejó su legado en la derecha
“Vivimos una hora de
lucha entre la verdad y la mentira; entre la sinceridad, que ya casi nadie la
cree, y la hipocresía y la intriga” Monseñor Romero
La
película titulada “Romero” dirigida por el estadounidense John Duigan estrenada
en el año 1989, es un trabajo cinematográfico magnífico donde se relata en casi
2 horas la obra del monseñor Óscar Arnulfo Romero en cuanto a su indignación
por la fuerte represión de un Estado degenerado, regido a través de seres de tendencia
política derechista, que solo querían que El Salvador fuera igual que los
Estados Unidos, por esa convicción desgraciada y desde su posición de clase
alta no querían que el pueblo salvadoreño, las mayorías, tuvieran una vida
digna e independiente. La población fue brutalmente masacrada la última década
de 1970, entre ellos campesinos y luego los sacerdotes que fuesen considerados
por el gobierno como agitadores; se les torturaban y eran asociados sin ninguna
prueba con guerrilleros, siendo además tildados de comunistas. El monseñor
Romero conmovido por la grave situación que atravesaba su país, tomó posición y
durante sus homilías de domingo empezó a denunciar los hechos desgarradores contra
los derechos humanos; jamás llamó al odio ni al enfrentamiento, simplemente a
que cesara la represión y los asesinatos desenfrenados. La película retrata
claramente las mentes enfermas de quienes tenían el poder en ese país
centroamericano, quizás más que la santa inquisición abolida en 1812, no
querían a su patria pues su modelo era extranjero; inclusive en una de las
escenas Romero pide a los Estados Unidos que no enviaran más armamentos a su
país, cuestión que a ese imperio no le valió. Este católico fue realmente
querido por su pueblo, puesto que era la voz de los silenciados, decía lo que
tanto querían decir a gritos los desvalidos y quienes simplemente deseaban
trabajar y vivir viviendo en vez de muriendo; hasta que el religioso fue
asesinado en plena iglesia por un francotirador; al callar la viva voz de Romero,
no callaron la del pueblo pero siguió la masacre que dejó aproximadamente 60.000
muertes repudiables. Esta producción debería ser fuertemente difundida para
sembrar conciencia en aquellos que en la actualidad siguen a los mismos lobos
de esas épocas nefastas, siempre se han disfrazado de corderos; pero se topan
con un pueblo que conoce su rebaño y sus pastores.
Alí Acosta
Vicent
Porlamar, 02
de abril 2014
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